Las casas pasivas son lo último en eficiencia energética. Pueden utilizar hasta un 90% menos de energía que una casa convencional.
¿Qué es una casa pasiva?
Se trata de un conjunto de normas de construcción voluntarias cuyo objetivo es crear casas y otras estructuras que sean cómodas y saludables, pero que consuman muy poca energía. Esto se consigue mediante cinco principios: aislamiento continuo, construcción hermética, ventanas optimizadas, ventilación equilibrada y mecánica mínima.
Si una casa es hermética y está bien aislada, el ambiente interior se mantendrá más cálido (o más fresco) durante más tiempo, como un buen termo que mantiene la temperatura de lo que se introduce en él.
Tienen características que las definen, paredes gruesas (que permiten un gran aislamiento) y ventanas de triple acristalamiento. En cuanto al diseño, adoptan muchas formas, desde las tradicionales hasta las modernas, y desde las sencillas hasta las complejas. Las casas pasivas son notablemente confortables: la temperatura interior no cambia de un mes a otro y no hay corrientes de aire. Son muy silenciosas gracias a su aislamiento y sus ventanas. También son limpias porque el aire se filtra.
¿Con qué se construyen las casas pasivas de madera?
Muchas se construyen con paneles estructurales aislados, conocidos como SIP, que son un compuesto que sirve como marco, aislamiento y revestimiento exterior, todo en uno. Hay varias opciones tanto para la «galleta» SIP como para el «relleno». Las capas exteriores pueden ser tableros de virutas orientadas (OSB), metal, madera contrachapada o incluso Sheetrock. El núcleo es una espuma plástica aislante de varios tipos. Construir con SIP significa que hay menos componentes. Los paneles miden 2,5 o 3 metros de ancho y hasta 6 metros de largo. Las juntas se encintan por ambos lados y los agujeros de los tornillos se rellenan con espuma en spray. La importancia de un cerramiento continuo sin fugas está directamente relacionada con la estanqueidad: al reducir el número de juntas y componentes, se reducen las fugas de aire. Las mayores fuentes de fugas de aire en los edificios convencionales son las ventanas y las puertas. Las ventanas y puertas de las casas pasivas tienen, entre otras cosas, mejores juntas y barridos.
